Redacción Referente | Xalapa, Ver. | 17 Mar 2025 - 12:42hrs
El 20 de marzo de 2014 publiqué una de las columnas más memorables para mí (“Xóchitl”), porque hice la defensa de una joven mujer que estaba siendo brutalmente agredida en las redes sociales, agresión de la que muy desafortunadamente se hicieron eco algunos medios y ningún grupo de mujeres salió en su defensa: Xóchitl Tress.
“Era exitosa candidata del PAN (a diputada federal, en 2012) por el distrito de Acayucan cuando desataron la guerra inmunda en su contra y con toda bajeza sacaron a relucir fotografías y hechos de su vida privada haciéndola víctima del escarnio público en forma humillante sin haberse puesto a considerar jamás, ninguno de sus detractores, en su condición de mujer, de hija, de madre”, dije entonces.
Continué: “Que se sepa, nunca ha abusado del poder –pudiera ser, obvio, porque no lo ha tenido–, o robado dinero del erario, o ha tomado o dictado alguna medida que afecte a la colectividad. No hay nada que cuestionarle, al menos eso creo, por su intención de llegar al servicio público”.
Su incursión en la política la llevó a la desgracia, durante muchos años. Dominga Xóchitl Tress Rodríguez, su nombre completo, había enviudado muy joven. Su esposo, Gregorio Barradas Miravete, había sido asesinado en 2010 días después de haber rendido protesta como presidente municipal de Juan Rodríguez Clara. Después, en 2013, ella intentó llegar al cargo abanderada por el PAN. Era una joven agraciada y querida por su pueblo. El escándalo de un año antes la dañó y perdió la elección.
Para entonces, el gobernador de la época, Javier Duarte, ya la había conocido y se había enamorado de ella y la invitó a hacerse cargo de la dirección del Instituto de Espacios Educativos, en la que duró apenas nueve meses, para sorpresa de los contratistas veracruzanos. El presidente de la Asociación de Constructores del Estado de Veracruz, A.C. (ACEVAC), Rafael Núñez Landa, salió a declarar que durante su corta administración había logrado darle un cambio a la institución ya que nunca les había pedido “moches” y que había sido la “única” que se la había “jugado” con los empresarios locales al asignarles contratos por más de dos mil millones de pesos del programa “Escuela Digna”.
Algunos años después de aquella etapa azarosa de su vida (en venganza contra Duarte el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares la llevó a la cárcel), una tarde, cuando yo comía en un famoso restaurante del puerto de Veracruz, la vi entrar, de la forma más discreta, para ir a sentarse a una mesa con un grupo de amigas. Cuando me vio, se paró y se acercó a saludarme con calidez y con su agradecimiento. El sábado pasado, aunque de lejos por tanta gente que había, la vi en Coatepec cuando rindió protesta como candidata de Movimiento Ciudadano a presidenta municipal de Rodríguez Clara.