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| | 22 Ago 2024 - 08:55hrs
El año pasado, la violencia le costó al mundo casi 20 billones de dólares; sin embargo, la inversión en la paz y la prevención de conflictos ha disminuido de manera constante, dijo este miércoles la subsecretaria general de la ONU de Apoyo a la Consolidación de la Paz.
En un debate abierto del Consejo de Seguridad sobre la Nueva Agenda para la Paz del Secretario General de la ONU, Elizabeth Spehar, señaló que el informe de políticas, que se presentará en julio de 2023, muestra cómo la prevención de conflictos y la consolidación de la paz pueden ayudar a revertir la tendencia hacia la violencia y, al mismo tiempo, reducir los costos humanos y económicos de la guerra.
“La prevención y la consolidación de la paz pueden romper el ciclo de la violencia y sentar las bases para garantizar que el desarrollo sostenible sea posible para todos”, sostuvo.
La sesión del Consejo fue convocada por Sierra Leona, el país que ocupa la presidencia del órgano de seguridad durante el mes de agosto, y se celebró en un contexto de múltiples conflictos a nivel mundial.
Inversión en tres áreas
Spehar explicó que impulsar los objetivos de paz requiere invertir en tres áreas: promover y apoyar los esfuerzos nacionales voluntarios de consolidación de la paz, garantizar la coherencia y fortalecer las asociaciones y los recursos.
Del primer punto, recordó que la Nueva Agenda para la Paz subraya la implicación nacional como principio rector de los esfuerzos eficaces de prevención y consolidación de la paz.
“También pone de relieve la necesidad de incluir las distintas voces, necesidades y participación de todos los segmentos de la sociedad, lo que puede ayudar a que la paz sea más sostenible”, detalló.
Como ejemplo de esto, citó a la República Centroafricana, donde el Fondo de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz ha respaldado programas para fortalecer a las mujeres mediadoras comunitarias, ayudando así a prevenir los conflictos y a mantener la paz a nivel comunitario.
Enfoque integral
Spehar refirió que el segundo ámbito de inversión exige garantizar la coherencia y un enfoque integral de la prevención y el sostenimiento de la paz.
En este sentido, indicó que la Nueva Agenda para la Paz hace hincapié en la necesidad de abordar las causas profundas de la violencia y los conflictos, no sólo los síntomas.
“La mejor forma de evitar que las sociedades caigan en crisis es garantizar su resiliencia mediante la inversión en un desarrollo inclusivo y sostenible y en una gobernanza inclusiva”, afirmó.
Agregó que la Nueva Agenda para la Paz pide acelerar la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y hacer frente a la desigualdad, la marginación y la exclusión.
Fortalecer las alianzas
Sobre el tercer punto de inversión, apuntó que precisa fortalecer las alianzas fundamentales y garantizar la disponibilidad de más recursos para la prevención y la consolidación de la paz.
Spehar señaló que la asociación con los agentes regionales y subregionales ha crecido tanto en importancia como en alcance.
En este renglón, calificó de prometedoras las reuniones periódicas entre el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana.
No obstante, insistió en que se puede hacer más en términos de seguimiento concreto y de control de los resultados de estas reuniones.
El gasto militar sube
Con respecto a los recursos, consideró preocupante ver que las inversiones en el desarrollo, la paz y la prevención de conflictos disminuyan constantemente mientras que el gasto militar aumenta en todo el mundo.
La subsecretaria general informó al Consejo que el año pasado la proporción de ayuda oficial al desarrollo correspondiente a los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) registró un mínimo histórico de 15 años.
“Al mismo tiempo, sólo el año pasado, las investigaciones mostraron que la violencia le costó al mundo casi 20 billones de dólares, es decir, el 13,5% del PIB mundial”, lamentó.
Spehar subrayó la necesidad de seguir explorando la asociación entre las Naciones Unidas y las instituciones financieras internacionales, desde el Banco Mundial hasta los bancos regionales de desarrollo, para garantizar que las inversiones en desarrollo contribuyan a una paz duradera.